Felicidades, Papá

papá playa

Voy a hacer un pequeño parón en mi parón de un mes en el blog (entro en bucle infinito de parones). ¿La razón? Hoy es el cumpleaños del primer hombre que hubo en mi vida: mi padre. 65 años. La edad a la que podría jubilarse si no fuera porque ya lleva unos años viviendo esa vida plena.

Mi padre era camionero. Mi padre mide 1,63 más o menos, tiene cara de bonachón (y de hecho lo es) y no tiene tatuajes. Así que la imagen que se nos suele venir a la cabeza cuando decimos que alguien es como un «camionero» no se corresponde mucho con la realidad de mi progenitor. De hecho, la única vez que lo vi yo en el camión fue hace muchísimos años, cuando yo tenía como mucho 7 y fue porque se había dejado algo que no recuerdo y pasamos por allí de camino al campo. La imagen que ha quedado  grabada en mi memoria es la de mi padre casi «trepando» al camión. Una vez arriba diría, desde mi perspectiva de «enana», que la rueda era bastante más grande que él.

mi bautizoNo es que se lo diga mucho, la verdad, pero para mí mis padres no son solo un gran apoyo sino una gran inspiración. Ellos partieron de la más absoluta nada, de pueblos diminutos, sin dinero y con muchos hermanos para repartir la escasez y han conseguido tener su casa, sus dos hijos con carrera y una nevera siempre llena.

Mi padre es de una aldea de Verín, en Orense. Muy jovencito (18 años) tuvo que emigrar como muchos otros a Alemania. Él fue con trabajo, pero sin tener ni idea de alemán. Sin embargo, se desenvolvió bien. Tanto que (¡ojo al dato!) mi padre se sacó todos los carnés de conducir posibles…¡en alemán! (por lo visto, la facilidad para conducir no se hereda…) Hoy en día, a lo mejor con el inglés, podríamos haberlo logrado más o menos fácilmente o, por lo menos, haber estudiado el idioma porque ya tenemos una base de estudio. Sin embargo, mi padre solo pudo ir al colegio un año en toda su vida. Así que todo lo que sabe lo ha aprendido por si mismo y, por increíble que ahora nos pueda parecer, mi padre lee de maravilla, escribe sin faltas y calcula bastante más rápido que yo que soy licenciada y máster del universo. Y es que yo siempre he pensado que mi padre es muy listo, solo que no tuvo muchas oportunidades.

rialAdemás de esta fuerza de voluntad y persistencia inauditas, muchas veces tornadas en cabezonería (eso sí que se hereda, doy fe) mi padre tiene un superpoder. Es un GPS con patas. Sí, moverse con el camión por toda la geografía te hace conocer los caminos, pero no solo es eso, su mente cartografía todos los lugares por los que pasa que me río yo del Google maps. Para que os hagáis una idea, una vez saliendo de la UNED en Elche (Alicante) de un examen, de noche, lloviendo y sin apenas gasolina (parece el inicio de una película de terror ¿eh?) me equivoqué en una salida y cogí la autovía acertada, pero en la dirección contraria. El superpoder del GPS tampoco se hereda y además no tengo ni idea de si los pueblos son «hacia arriba» o «hacia abajo» así que solo me di cuenta de que no iba bien cuando vi un cartel anunciador de un pueblo que sí que reconocía…y que pertenece a Murcia. Aparte de llorar, que como todos sabemos es el mayor solucionador de problemas, llamé a casa y le expliqué a mi padre que me había equivocado y que acababa de ver un cartel con el nombre de tal pueblo. Él me preguntó qué más ponía en el cartel y le dije el resto de pueblos que salían. Acto seguido me dijo, vale, pues coge la segunda salida que verás, subirás por una especie de puente y habrá una rotonda, en dicha rotonda coge la tercera salida y sigue recto…ya estás en dirección Alicante….Todo correcto.

La otra cualidad que siempre me ha parecido sorprendente de mi padre y que nuevamente no he heredado (por lo visto solo me ha cedido la nariz y la mala circulación…) es la facilidad que tiene con los animales y las plantas. A mi padre no se le mueren las plantas nunca. Es más, es capaz de resucitar a las que yo mato. A mi padre ningún perro le ladra amenazante. Él se queda con toda su «pachorra» mirándole fijamente y el perro se acerca a él a lamerle moviendo la cola. Cuando yo era pequeña siempre intentó que yo también me quedara como él, pero no tuvo mucho éxito: la presencia de perros grandes era esa única cosa  capaz de hacerme correr.

Los que me conocéis sabéis que soy de natural «tranquilorro» y «pasotilla», de modo que suelo sacar  de sus casillas a todo el mundo  por el hecho de que no me enfado ni discuto. Si no me gusta lo que dices me doy media vuelta y te dejo ahí contigo mismo y tu mecanismo. Sin embargo, mi padre es la única persona (junto con mi hermano a veces) que consigue sacar un dragón interior que casi siempre tengo dormido y que no me permite dejar pasar las cosas sino que me obliga a expulsar todo lo que llevo dentro. Y sí, por supuesto, no de forma pausada, tranquila y sonriente. Sin embargo, él sabe que le quiero mucho a pesar de su afición a enfadarme (sí, lo hace aposta…y yo siempre caigo).

girona 13La familia no se elige, te toca y punto, por eso yo nunca me cansaré de dar las gracias por haber tenido la suerte de llegar a una familia tan molona.

¡Felicidades, Papá!


5 respuestas a “Felicidades, Papá

  1. Jospetas, prima, que me has emocionado y todo!!!
    Yo añadiría, además que los peques se los lleva de calle…. quizás también por esa tranquilidad que comentas. Y, si no, que le pregunten a Daniela 🙂

    1. Sí, lo de los peques también es verdad! Como nunca se va a cansar de que le repitan las cosas y les va a decir todo suuuuuper tranquilo…jajajjaja Me alegro de que te haya gustado 🙂

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