La ley del cruasán

cruasan chocolate
Suculento cruasán visto en Pinterest aquí: http://pinterest.com/pin/149533650099503231/

Cuando era una pequeña zampabollos (no es que ya no sea zampabollos es que ya no soy pequeña) en mi casa se comía bien y sano, pero también se hacían pequeñas concesiones como nocilla para merendar con galletas de vez en cuando o cruasanes de chocolate para desayunar los fines de semana. Yo siempre me comía solo uno intentando alargar la vida de esa bolsa maravillosa lo máximo posible. Sin embargo, lo que ocurría es que cuando iba a coger otro ya no quedaban. Al ir a quejarme a mi hermano mayor (y único que tengo) éste siempre me respondía lo mismo «los cruasanes estaban ahí para los dos, los dos teníamos la misma oportunidad, haberlos cogido tú antes»

Aparte de cabrearme y berrear, como siempre he sido bastante analizadora, a la par que repelente, extraje una enseñanza de todo aquello «la ley del cruasán»

La ley del cruasán viene a decir que todo está ahí para todos y que el éxito en la consecución de tu objetivo consiste en gran parte en ser el  más rápido, en adelantarte a tu competencia.

Esta ley, como casi todas, tiene su aplicación buena y su aplicación mala.

En el lado malo están los listillos. En este grupo estaría el caso de mi hermano cuando éramos pequeños porque yo era una chica 6 años menor que él y que, por tanto, no podía ingerir el mismo alimento. No estábamos en las mismas condiciones en realidad. Aquí también se englobarían los que se saltan un stop y te quitan el aparcamiento, los que ocupan dos aparcamientos en el centro comercial o los que se meten a políticos y roban a a manos llenas. Los de «tú también podrías haberlo hecho» o «haberlo hecho tú antes». Lo que no entienden es que no es que ellos sean más listos es que tu eres una persona que cumple las normas, que siente respeto por los demás.

Por otro lado también está la aplicación buena. Ésta consiste en no perderse en dudas y miedos y contras porque hay que pensar que si no nos lanzamos, si no nos decidimos rápido por aquello que en el fondo de nosotros mismos sabemos que queremos y que nos haría enormemente felices, es posible que cuando vayamos al armario ya no queden cruasanes de chocolate.

 


7 respuestas a “La ley del cruasán

  1. Siento ser superficial, porque pese a que estoy de acuerdo contigo (as usual) y creo que esa ley es aplicable al 100% de los humanos, te escribo para pedirte que por favor publiques un nuevo post. Esa foto del tremendérrimo croissant chocolateado me está matando cada vez que entro a tu página en búsqueda de nuevos posts… 🙂
    En otro orden de cosas, yo también soy la hermana pequeña, mis dos hermanas atacaban sin piedad cualquier producto alimenticio dulzón y adictivo, cuando yo llegaba sólo quedaban las migajas…si eso.
    Por cierto, quería dejar constancia de que el blog del otro comentarista también mola mil. Sois una pareja blogueril fantástica. 🙂

    1. jajajjaja sí, la verdad es que ya me vale de no actualizar y encima martirizar con este cruasán jajajjajaj. Y blogueril no sé pero pareja somos fantástica, sí 😛 Gracias guapa 😉

  2. Jajaja, me ha hecho gracia tu ley del cruasán y me he sentido identificada, pero en este caso con tu hermano. Porque de pequeña y no tan pequeña siempre he sido yo la golosa que, cuando mi madre decía que por qué no le había guardado a mi hermano, yo respondía que él había tenido la misma oportunidad de comer (el dulce que fuera) que yo. Ya mi madre optó hasta por ponerle nombre a las cosas y todo esto, ¿para qué? Para que luego el listo de mi hermano diera lugar hasta a que se caducaran las cosas 😦 jajaja

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